Feliz día de los enamorados, en especial a aquellos que amamos a Nacional con locura y de una manera indescriptible. El amor por nuestro club implica fidelidad, pasión, adoración y aguante.
Iniciar esta jornada la cual todos nos sentimos identificados, de una manera u otra encontramos amor en nuestra vida. La familia, nuestra mascota, los amigos, la pareja, el trabajo, la afición. Todos ellos pueden generarnos amor. La música, la libertad, el arte, el fútbol. Estamos rodeados de amor y todo eso implica que seamos expuestos a vivir y sentir todo tipo de sentimientos. Desde el llanto a la amargura, desde la ilusión hasta la desesperación, desde la calma hasta la tormenta. Todo esto significa amor, el amor es, simplemente. Cada uno tiene su cobijo, su lecho, cada uno dice amor y se aproxima una imagen, todo es respetable y fantástico, todo cuenta y todo se siente. No hace falta tener una persona física para estar enamorado, no hace falta casarse para estar enamorado, no hace falta hacer regalos en esta fecha para demostrar que uno puede estar enamorado. Señores, como dijo una profesora que me tocó tener en bachillerato; “El amor no tiene fecha”.
El amor por Nacional se demuestra cada día, a cada minuto, a cada segundo. Ser de Nacional implica orgullo y honra. Hablar de Nacional y que los ojos se iluminen, que haya miles de cosas que contar cuando nos preguntan por nuestro amado club. Que sea un tema del cual nunca nos cansamos de discutir, comentar, analizar, quejarnos y disfrutar. Amar a Nacional significa seguirlo constantemente. No importa estar presente porque siempre estamos, aquellos que no pueden siempre están, juegue donde juegue, al pendiente de lo que pueda ocurrir, durante la semana y cada fin de semana. Amar a Nacional significa soñar con la Libertadores cada año, se renuevan las esperanzas y se cree en el triunfo, eso es amor, la renovación. Nacional mantiene encendida la llama y no caben dudas. Amar a Nacional significa permanecer en los malos momentos, aguantar, sufrir, llorar y quejarse pero estar, nunca irse. Significa ponerse la camiseta ante alguna batalla perdida, eso es lo que marca la diferencia y es lo que nos hace más grande. Amar a Nacional es tener una identidad, una casa, una historia viva y que sabemos que lo mejor siempre va a estar por venir. Amar a nacional significa agrandarse con la historia, disfrutar el presente y soñar con el futuro. Nacional es mucho más que fútbol, se lleva en la piel, en la sangre, en la memoria, en los huesos.
Feliz día dirán muchos pero no hay fecha que pueda soportar y abarcar todo el amor enorme que se puede sentir por nuestro amado club. Somos diferentes, somos amor, somos Nacional.
Y llegó la aparición,
luces motoras, monótonas
que habían excedido su iluminación
sollozando sonrisas desnivelantes
tontas, ingenuas, delirantes
de un orgullo individual y conjunto.
Todos esperaban el momento de la contemplación
de ver y hacer realidad aquello que habían anhelado
la concentración oportuna
la identidad declinada en un esperanza
las sospechas, las sensaciones
la asunción de aquello adorado
que ahora muchos, sagrado creerán.
Se oyó el silencio ancestral
cuando reclinó
y con el esfuerzo de amor
apareció con fortuna y fue
tímidamente, lagrimosamente, orgullosamente
mejor de lo que nadie había esperado.
La energía se concentró en unos ojos
únicos, en una gracia única,
habían olvidados sus nombres,
sus hogares, con quien habían ido y venido.
Objeto de pasión,
de locuras desmedidas,
por muchas lunas cambió sensaciones
sufrimiento y orgullo
agonía y bronca
ilusión y pasión.
La grandeza que pocos dudaban,
Ah, ¡Qué delirio!
es más bella que mis palabras puedan expresar,
inexplicable, decían algunos,
inigualables, alertaban otros.
En la memoria,
en los compases efímeros de la manifestación,
querían ser partícipes,
querían permanecer en ese vientre,
en ese corazón, en esa cuna,
todos por la misma causa.
Muchos llegaron a perder la armonía de la voz,
algunos en su mente se arrodillaron sin piedad agradeciendo
otros se tomaron la nuca e inmóviles quedaron
desahuciados de impacto,
otros se dijeron, esto es el amor, en su plenitud.
Se notó en el aire,
en la brisa del viento suave,
en las nubes,
en el cielo, la temperatura cambió
y la piel se erizó,
fue casi inevitable,
el cerebro no dio ni una orden
y varias lágrimas cayeron,
alguien exclamó a lo lejos
esto nace del corazón.
Muchos, antes bien gastaron
con alegría y simpatía su tiempo,
defendieron con mordazas y astucia
los ataques vacíos y envidiables
que llegaban de fuera.
Yo me reencontré conmigo mismo
que podía yo decir
solo me quedó presumir,
que no me había equivocado,
que yo ya sabía,
en mi inconsciente,
el amor que iba a llegar y abarcar el resto de mi vida
y hoy sé
en mi consciente
que no me arrepiento de este amor.
¡Impresionante! decían unos,
¡Magnífico! pronunciaron otros,
juro que por primera vez oí
sin sospechas de rutina
el canto más dulce que nacía
en el alma
y desplegaba la voz
que se hacía una.
Yo me sentí renovado,
qué ataque más dulce,
que dolor tan tierno,
que herida tan suave,
se abrió una nueva cicatriz en mi piel
que descubrió sin dudas,
la sangre que me debía,
la sangre que con orgullo
contagió mi vida.
Agradecí, sí,
a quien mi voz interior se dirigía,
al cielo, a la vida,
este acto puro de amor nuevo
que llenaba mi espacio.
Me di cuenta,
que tenían razón
cuando hablaban de droga,
de que no existía cura,
que a pesar de vivir de formas distintas
todos ahí,
en ese instante,
teníamos un lecho en común,
un lazo, una línea de amor desmedida.
Cada uno lo vivió a su manera,
yo reforcé mi lucha interior,
completé mi unico intereses,
durante los siguientes instantes
hice mi papel,
aporté mi granito de arena,
imploré en silencio
y pedí a los astros,
no por mí,
sino por el amor,
que debíamos vencer.
Me convencí también,
que si por accidente,
por castigo, por naturaleza,
llegaba el día de mi muerte,
en ese momento,
diría aguarda pasivamente,
hoy me quedo aquí
alentando y encendiendo mi alma,
vuelve mañana.
Y en la memoria del buen cielo
fruto del alimento de los minutos de mi tiempo
gritaré tu nombre desmedidamente,
demostraré mi amor sin miedo al fracaso
sin importar que dirán,
sin recordar que dijeron.
Yo que creía haberlo visto todo,
haber transitado un camino,
plagado de elementos que maravillaban mis ojos
pero esto iba más allá
dictadores del arte intelectual
afirmaron siete maravillas mundiales,
lamento decirles,
con respeto de este poeta,
que esto no tenía comparación alguna.
Fue natural,
creció, surgió en mí,
se adhirió a mi piel,
a mis entrañas,
a mis huesos,
a mis latidos desorientados del corazón.
Se inscribió en mi piel,
se instaló en mi aura,
llegué a volar en mi mente,
me sentí parte de vos,
de vos amor único amor.
Y yo que creía que había amado
mira lo que tuvo que pasar para darme cuenta
que todos los sentidos de mi existencia
rehacen en vos,
en tu aparición.
Aunque muchos te admiraron como yo,
saltaron como yo,
rieron como yo,
lloraron como yo,
uní fuerzas profundas para escribirte,
para enterrar como un tatuaje
esta promesa de amor desmedida
que hoy declaró.
Nunca antes lo supe de esta forma,
nunca antes imaginé esta magnitud
hoy firmo donde sea y como sea,
mi amor por vos.
Esto no se enseña en los colegios
no se aprende en ninguna academia
no hay materia capaz de describir
lo que hoy mi corazón
cargado de fuego y ardor
segregan ante vos.
Algunos reían
cuando pasaba frente a tu casa
hoy mi casa,
y con más vergüenza que ganas
hacía la señal de la cruz,
solo éramos testigos el universo y yo
del respeto sagrado que siempre te tuve.
Ahora por fin entiendo porque tanta discusión,
porque tanta explicación,
tanta magnitud,
si la grandeza llegó
por fin,
en mi mundo, en tu mundo,
en el mundo entero.
Antes lo dije,
pero hoy,
es con la palabra en mi corazón,
yo te amo,
con todos los sentimientos que pueda ser capaz de expresar.
Yo te amo,
a mi manera,
con mis formas que pocos comprenden,
con mi angustia a veces surgida
con mi alegría recurrente servida,
yo,
ya sin temores ni miedos,
te amo.
Gracias
por todo,
por tantas euforias
por tantas alegrías.
Gracias Nacional.
Miguel Matias.